Amores de marcadas diferencias de edades


 Hola AmiGays, es una verdad que cada vez es más frecuente ver a personas jóvenes en compañía de personas maduras (mayorcitas). Se les ve muy amorosos, muy dedicados a la pareja, etcétera, etc, etc... Algunos piensan que los jóvenes ven en la persona madura, a alguien que les pagará los
gastos de ocio y manutención, algunas sacaditas de polvo y limpieza de telarañas  (jejeje), a cambio ellos tendrán que corresponder con la lozanía y la juventud que poseen.

Para muchas personas mayores cuando se llega a la década que va de los 40 a los 50, o irremediablemente en la de los 50 a 60, por mucho que una persona se cuide o muy vital se sienta por dentro, la juventud comenzará a tomarse como un recuerdo. Con frecuencia los hombres a esas edades parecen ser muy vulnerables a ese sentimiento de pérdida, especialmente en lo que se refiere a la calidad de su rendimiento sexual y atractivo físico.  Es por ello que buscan personas jóvenes para sentirse ellos también más jóvenes, con la ventaja de contar con el plus de la experiencia.

Pero en general, los pronósticos no son muy auspiciosos para este tipo de uniones, ya que se trata de relaciones transitorias. No durarán más de cinco años, período tras el cual este tipo de relación tenderá a quebrarse o en su defecto consolidarse bajo rígidos patrones. Para la persona joven, en este tipo de uniones el atractivo físico y la atracción sexual no es lo fundamental, influye más la personalidad, la sabiduría y el poder que simboliza una persona mayor. También pesa la seguridad económica que pueda brindarle, la superioridad cultural y la experiencia. Cuando existe una diferencia de más de 20 años,  inevitablemente uno de los dos tratará de llevar al otro a su ámbito. La persona menor tratará de “rejuvenecer” al mayor,  transmitiéndole un ritmo de vida propio del frenesí juvenil. Pero lo conseguirá solo por un periodo corto, mas bien el joven terminará “aseñorándose”. De esta manera se destierra la supuesta creencia popular de que un hombre mayor se sentirá “embobado” con su joven pareja y hará todo lo que este quiera. La gran parte de las veces, es el menor quien se adapta al estilo de vida del mayor, restringiendo así su propia autonomía y sintiéndose como un bicho raro, al relacionarse en el entorno del mayor.

Una característica común en este tipo de uniones, son algunos afectos psicológicos inconclusos de la persona joven, que inconscientemente busca en el mayor satisfacer necesidades no resueltas. Por ejemplo, una carencia paterna importante. Si es así,  la duración promedio de esta unión va a disminuir aún mas que los pronósticos. Cuando los roles dentro de la relación rigen en la dependencia, en el sentido de que el mayor siempre actúa como el padre de su pareja, o en todo caso, de que el joven siente la obligación de estar al lado del mayor en momentos claves como una enfermedad. es muy difícil que sigan adelante. En algún momento la parte menor querrá emanciparse y deseará tener a su lado a alguien contemporáneo con quien compartir experiencias en común. El porcentaje de  actos de infidelidad por parte de la persona joven, son altos, ya que al poco tiempo se dará cuenta que son menos las coincidencias y más las diferencias de las que se pensó en principio.

Para muchas personas este tipo de uniones, no es más que mercantilisimo puro y duro.  Y el ambiente gay no es la excepción. Pero tampoco es siempre así y en ocasiones el amor no sabe de diferencias de edades. Es una cuestión de simetría pura y de acoplamiento, finalmente nadie sabe lo que es el amor y como se desarrolla y en la búsqueda de una respuesta, nos colocamos parámetros amorosos que al final no dan los resultados esperados. 

Y Vds:

¿Entonces de que depende el éxito o  no de estas relaciones?

Se dice que el amor no reconoce convenciones ni estructuras sociales, y de eso podemos dar buena fe las personas LGBT. Sin embargo, el dicho también alcanza a otros aspectos, como el tema de la edad y los muchos prejuicios que todavía rodean a las parejas inter-generacionales, sobre todo si están conformadas por dos hombres.
Algunos describien como suele suceder, en la comunidad heterosexual los roles están más definidos y, en el caso de una pareja intergeneracional, es a menudo la mujer quien ostenta los atributos de juventud y belleza, en tanto que el hombre maduro es valorado por su situación económica y su prestigio profesional, entre otras cualidades.

¿Pero qué sucede con las parejas de diferentes edades de hombres? En el mundo gay, juventud, belleza, posición económica y prestigio son atributos que suelen mezclarse, por lo que no es tan sencillo comprender qué posición ocupa cada uno, máxime si tenemos en cuenta que (incluso los gays) no estamos preparados culturalmente para aceptar a un hombre maduro “haciéndose cargo” de otro hombre más joven.

La cuestión es que, mientras que en el caso de los heterosexuales se da por supuesto que el hombre maduro desempeña el rol de “proveedor económico”, en las parejas de hombres molesta y causa rechazo, y afloran como un iceberg las implacables presuposiciones acerca de la situación financiera de cada miembro por encima de la foto sentimental.

Sin embargo, el terapista sexual Winston Wilde sostiene que “los estudios muestran que un tercio de las relaciones gays son intergeneracionales”; y agrega: “uno de los problemas más grandes entre dos hombres de similares edades es la competencia acerca de su situación financiera personal y el éxito de sus carreras profesionales, tensión que exacerba emociones negativas”. Este conflicto no existe en la pareja con diferencia notables de edades.



¿Creen que en una relación maduro-joven tiene que tener siempre un matiz material?

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